Luis Mateo Díez
Los datos estaban cambiados y maté a un hombre que no era el
previsto. Estos trabajos tan rápidos, tan secretos, con frecuencia te llevan a
cometer errores irremediables.
Recuerdo una lejana ocasión
en que el error se repitió tres veces. Todas las víctimas me miraron con
sorpresa y sólo la verdadera lo hizo con aplomo.
-Te esperaba –musitó cuando le clave el puñal.
Como siempre, cuando concluyo un trabajo, fui a emborracharme
y días después, repuesto de la resaca, regresé a casa y encontré una carta
remitida la misma fecha de la muerte.
-Te perdono por lo que vas a hacer-decía-, pero te maldigo
por lo mal que lo has hecho. Un muerto que cuesta tres muertes no es un muerto
inocente. Además de matarme me has hecho sentir culpable y profundamente
desgraciado.
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